Un espacio destinado a la reproducción y conservación de especies nativas, con un rol educativo fundamental. El vivero cumple la función clave al proveer de ejemplares de especies autóctonas a los parques y espacios públicos del departamento, así como para proyectos de restauración ecológica del MInisterio de Ambiente.
El vivero es un espacio para la reproducción de especies, se recolectan semillas de diversos árboles, arbustos, y herbáceas que serán incorporados al espacio del Parque de los Derechos . Este proyecto cuenta con la participación de la comunidad, así como de diferentes áreas de la Intendencia.
Este espacio es también una oportunidad para desarrollar actividades con la comunidad y trabajos de investigación académica en la temática. Además de ser un valiosísimo aporte al programa de sensibilización ambiental que lleva adelante el parque con escuelas y liceos. Ya que tiene un rol educativo fundamental, promoviendo el conocimiento sobre la biodiversidad, los ecosistemas costeros, las infraestructuras verdes y la importancia de las plantas y árboles en nuestras vidas.
En este espacio se reproducen especies de plantas para incrementar la biodiversidad del parque, priorizando las especies psamófilas y otras nativas características de los ecosistemas costeros, para su uso en restauración ecológica y en espacios públicos.
Los ambientes presentes en el parque Roosevelt son: Costa platense (playa y dunas), herbazal y matorral psamófilo (Psamos= arena, filos= afinidad), bosque forestal, monte nativo, lago y bañados.
Este espacio es el resultado de una amplia colaboración entre la Intendencia de Canelones y el Ministerio de Ambiente, a través de la Dirección Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (DINABISE), en el marco del proyecto “Consolidando políticas de conservación de la biodiversidad y la tierra como pilares del desarrollo sostenible”, con el apoyo internacional del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Gobierno de Canelones.
Contó con el financiamiento de la Intendencia de Canelones, del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF por sus siglas en inglés), así como el apoyo del Club de los Leones Shangrilá y de la Unión de Aparcerías y Sociedades Tradicionalistas del Uruguay (UASTU).
